viernes, 20 de noviembre de 2009

Nos vimos en Berlín!

Hola de nuevo a todos:

Hace tres semanas estuve en Berlín. No se porque siempre es una ciudad que en cierta manera me había llamado la atención, y aprovechando que esta muy cerca de la frontera con Polonia pues para allí nos fuimos Clara y yo.
Salimos desde Varsovia (Warszawa) en tren y llegamos en unas 6 horas. Por fin un tren bueno, pensé que no existían en Polonia, pero claro, eso se nota en el precio. Merece la pena pagar un poco más, hay otras opciones más baratas, pero tardan algo más de 12 horas...

Llegamos al apartamento y estaba genial, era muy grande y estaba en el barrio oriental (es decir, en la antigua parte comunista). Me encantó ese barrio, el ambiente, las calles enteras pintadas de grafitis, llenas de jóvenes, de bares..

Nada más llegar compramos el abono de transportes para tres días. Ese primer día solo dio tiempo a visitar el Reichstag, que desde 1999 es la nueva sede del parlamento federal. La visita es gratis e incluye una audio guía en español. La verdad que es una pasada de edificio, puedes estar caminando por su cúpula de cristal mientras los parlamentarios están en plena sesión. Su arquitecto, el archiconocido Norman Foster dijo que la cúpula tiene un significado simbólico: los gobernantes no deben olvidar que por encima de ellos esta el pueblo, que los vigila.

El segundo día madrugamos bastante por que mi compañero de residencia Saul me había comentado que existen unos tours "gratuitos" en los que al final del mismo pagas la voluntad. El punto de reunión era la puerta de Brandenburgo; tras buscar un poco dimos con nuestro grupo. Eramos todos españoles o sudamericanos y tras una breve e interesante introducción histórica comenzamos a visitar la ciudad. En la misma plaza de la Puerta de Branderburgo están las embajadas de Francia y EEUU. Es muy curioso que lo que parece la fachada de la embajada de EEUU es en realidad solo un muro, con falsas ventanas. Tuvieron que hacerlo así porque el ayuntamiento de Berlín no les dejaba construir un muro en un lugar tan emblemático como ese.

Nuestra guía Arantxa

A continuación visitamos el monumento al Holocausto Nazi. Impresiona mucho, son 2711 bloques de hormigón de muy diferentes tamaños y lo mejor es caminar por el medio de ellos. En realidad no es un laberinto, pero al adentrarte en ellas se puede sentir de alguna manera el miedo, vas mirando en cada esquina con cuidado, pues alguien puede venir por el otro lado y chocar. Es extraño. La guía también nos contó que cada uno de los bloques de hormigón está tratado con un material que impide la adherencia de los grafitis. Hay que tener en cuenta que Berlín es la ciudad
del grafiti por excelencia, que mejor sitio para dejar su huella que 2711 bloques...

Yo en monumento al Holocausto Nazi

A tan solo unos 100 metros de allí la guía se detuvo en un parking. Y nos preguntó: ¿Alguien sabe porque nos hemos parado aquí? Nadie contestó. Allí, bajo nuestros pies estaba el Bunker donde Hitler se suicido junto a su mujer y varios de sus hombres de confianza, minutos antes de que el Ejército Rojo llegará. Tan solo una pequeña placa lo recuerda, y es que a los Berlineses no les gusta nada ese periodo de su historia. No les gusta pero tampoco lo esconden.

A continuación nos dirigimos hacía uno de las partes del famoso muro de Berlin. A su lado también se encuentra uno de los poco edificios que aún siguen en pie construidos en la época de Hitler. Fue la sede de la Luftwaffe y curiosamente ninguna bomba aliada alcanzo ese edificio. Se cree que no se bombardeo ya que en su interior se hallaban diseños de aviones y muchísima información que podría interesar al final de la guerra. Es un edificio bastante odiado por los Berlineses, pues ahora es el equivalente al Ministerio de Hacienda en España.

Ya llevábamos 3 horas de tour y nos merecíamos un pequeño descanso. Retomamos la visita y fuimos a la Bebelplazt desde donde se pueden ver importantes edificios. Uno de ellos es la Universidad de Humboldt, una de las más reputadas del mundo. En ella estudiaron Albert Einstein y Max Planck y de ella han salido 26 Premios Nobel.

Fachada Universidad de Humboldt

Desde allí fuimos a la conocida como la Isla de los Museos. Allí se encuentran los mejores museos de Berlín y la catedral. Y así termino nuestro tour, casi 6 horas después de haber empezado.

Después nos fuimos con unas chicas que habíamos conocido en el tour a dar una vuelta y a una tienda de ropa de segunda mano que parecía para carnaval.

Al día siguiente otra vez a madrugar un poquito para visitar la la catedral y la Isla de los museos. Sin duda la visita de la catedral merece la pena y mucho, pues desde la cúpula se tienen unas impresionantes vistas de toda la ciudad.

Yo desde la cúpula de la catedral y con la antena de la televisión de fondo.

Nos dirigimos luego al Pergamon Museum, uno de los museos de obligatoria visita en Berlín. Yo no suelo ser mucho de museos, pero sin duda todo lo que allí dentro me fascino tanto que creo que me voy a enganchar un poco. Imaginaros que entráis a un museo esperando ver lo típico: que si una estatua de medio metro aquí, algunas monedas joyas.. pero al entrar te encuentras con un edifio del siglo 6 A.C dentro de un museo. Seguramente se os quedaría una cara como la que se me quedo a mí. Cambias de sala y te encuentras con una fachada romana en perfecto estado. Es increíble, te puedes pasar perfectamente una tarde entera allí.

El altar de Pergamo

Y por último visitamos el Neus Museum, sin duda otra visita obligatoria. Allí se encuentra el famoso rosto de Nefertiti y una importantísima colección de objetos y estatuas, incluidas muchas piezas del antiguo Egipto.

Buf, y es que no hay nada más cansado que un día de museos. No te apetece ni salir de fiesta ni nada. Ya solo quedaba un día más en Berlín.

De nuevo un importante madrugon, un buen desayuno (hamburguesas en Burger King) y a ver el museo de la historia de Berlin. El museo en sí me decepcionó un poco, no merece mucho la pena, pero incluye la visita a un bunker de la Guerra Fría, y eso si que merece la pena. No ser porque siempre e sentido curiosidad por ese tipo de sitios. La visita guiada era en Inglés y tras bajas unas escaleras iguales que las de cualquier parking entramos en el Bunker. Tenía dos puertas de acero de varias toneladas de peso y capacidad para 3600 personas hacinadas en literas de tela y tres pisos de altura. Nos enseñaron los baños, la cocina, los generados de energía, los filtros de aire.. La verdad que daba un poco de miedo. En caso de bombardeo atómico allí tendrían que estar encerrados durante una semana hasta que la radiación descendiera.

En una de las literas del Bunker atómico

Y por último, que no es poco, fuimos a ver la Iglesia de la Muela, que se encuentra en el estado en que quedo después de ser bombardeada poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.

En conclusión una ciudad que me fascinó, y a la que sin duda, algún día espero regresar.

Un saludo!

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